martes, 14 de diciembre de 2010

Martes

Un martes, acostadas mirando el cielo raso, le conté como una novela mis días en la provincia, cada momento en que se convertía en mi figura, nítida y clara de pelo marrón. Ella seguió mi juego y supe que compartíamos a distancia una vida común. Como todas las noches, aquel martes nos besamos el cuerpo hasta quedarnos dormidas con las piernas enroscadas, sin discriminar su brazo de mi panza ni sus labios de mi cuello.
Hoy, martes 14 de diciembre, la intensidad del año me tocó los tobillos, caminé con dificultad sobre las horas hasta que pude sostenerme en su mirada. A las 20.30hs llegué a casa y la encontré. Como todo martes, me la llevo a dormir.

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